«La certeza es inversamente proporcional a la aventura». Escuché decir a Juan Villarino hace unos días. Vivimos en un mundo tan cambiante que tener un negocio se trata de navegar en la incertidumbre. A veces da miedo cuando estás arriesgando tiempo, dinero y reputación en crear algo que no es seguro. Pero la valentía no se trata de carecer de miedo, trata de tomar la decisión de hacer algo y afrontarlo.
La mejor manera que encontré de afrontar este miedo es poniendo todo en la perspectiva adecuada. Cuando te alejas y miras con perspectiva, esa sensación que hoy nos asusta suele volverse más pequeña y no parece tan grave: ¿qué sería lo más grave de lanzar esta idea y que no funcione? ¿a los 90 años me importará lo que un anónimo me dijo una vez en Instagram?. La vida se trata más de descartar que de acertar. Y para descartar necesitamos hacer muchas cosas. Es la única manera en que vamos a encontrar aquello en lo que somos buenos. Cuando pones esta perspectiva y te das cuenta que no era tan grave, es el momento de tomar la decisión de hacerlo.
Ningún proyecto que enfrentes va a tener certeza. Ninguno. La seguridad es una ilusión, y probablemente terminemos mal parados si nos confiamos en que algo es seguro. La verdadera libertad está conectada a la incertidumbre constante. Aquellas cosas que nos dan más certezas son las que nos quitan libertad (como puede ser un sueldo todos los meses en nuestra cuenta bancaria). Y la verdadera libertad, esa que está arraigada a la incertidumbre, nos da miedo porque nos hace responsables. Si querés tener libertad, tenes que saber que todo lo que suceda en tu vida de ahora en adelante, depende exclusivamente de vos.
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