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Hace unos días conversaba con una de las personas que realiza mis mentorías uno a uno sobre cómo aumentar los precios de tu servicio o producto. Y es una de las conversaciones que tengo a diario con muchas personas. Y la clave está en alinear el valor percibido con la calidad del mismo.

¿A qué me refiero con esto?

El valor percibido es lo que la gente observa desde afuera que tu marca representa. Es decir, todo aquel contenido que construye poco a poco una marca, y hace que te vuelvas relevante dentro de tu industria. Es el primer paso para conseguir clientes. Cuanto más relevante sea tu contenido, más autoridad ganará tu marca y por ende tendrás más potenciales clientes. Y allí entra el juego de la oferta y la demanda. Si tenes más solicitudes, puedes filtrar aumentando el precio.

Por ende, mientras más contenido pongas a disposición, mayor será el valor percibido de tu marca (y finalmente estarán dispuestos a pagar más por obtener tus servicios).

Pero esto no termina aquí…

Porque la calidad del servicio tiene que estar en equilibrio con el valor percibido que transmitimos.

¿Por qué?

Porque si el valor percibido es mayor que la calidad del servicio, probablemente cuando no vean resultados, dejen de consumirlo. Entonces, la tasa de clientes caerá.

En cambio, si la calidad del servicio es muy buena, pero la gente que recién te conoce no percibe que realmente lo vale (porque no lo estás demostrando), probablemente no puedas aumentar el precio y cobrar lo que realmente vale.

Entonces… ¿Cuál es la ecuación perfecta?

Constantemente trabajar en aumentar el valor percibido, pero siempre manteniendo una calidad del servicio acorde. No hay una fórmula exacta, pero el sentido común debe ser tu mayor aliado en éste camino.

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